Se trata de un gastro-restaurante en la entrada de la logroñesa y peatonal Calle Laurel, que merece un post como homenaje a la continuidad y el buen hacer de tantos años al servicio del cliente.
Aunque el local abrió allá por el año 1926, tras la última remodelación, se ha convertido en un moderno, cómodo y acogedor restaurante digno de ser visitado.
Llevo yendo un montón de años y, a día de hoy, no me ha fallado nunca.
Es una opción segura si estás en Logroño.
El restaurante está situado en la parte superior del edificio y se compone de varios comedores independientes.
Dispone de un menú del día, que ofrece platos muy jugosos y elaborados, presentados en raciones aptas para buenos comedores.
Por unos 30 euros por persona puedes escoger excelentes y variados primeros platos, segundos y postres, (café y vino/agua incluidos).
Desde mi punto de vista, los platos estrella son: patatas a la riojana, menestra de verduras y kokotxas al pil pil.
* Cómo llegar:
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